Hoy muchos afirman que las escuelas no son un lecho de rosas, están llena de crisis de todo tipo y los docentes y equipos directivos, si esperan cumplir sus roles y funciones de manera exitosa o al menos libre de tragedias, saben que requieren un conocimiento más que básico sobre cómo funcionan las emociones y cómo podemos manejarlas.

Cuando se desata el infierno, de alguna manera algunos individuos mantienen la calma. Saben qué decir y hacer cuando están de mal humor o están molestos. No es de extrañar que la inteligencia emocional fuera anunciada desde sus inicios como la gran novedad en el éxito empresarial, y potencialmente más importante que el coeficiente intelectual. Cuando el libro más vendido de Daniel Goleman, Inteligencia emocional, llegó en 1995, de inmediato muchos pedagogos comenzaron a hablar de ella. Después de todo, ¿con quién prefiere un docente trabajar? ¿Con alguien que puedes entender y entenderte o con quién no tiene idea?  La respuesta es obvia: necesitamos saber de inteligencia emocional para una mejor convivencia, más sana y productiva. Necesitas entonces leer este libro escrito por un colega que comparte tus inquietudes y problemas.